Ron Clarke, corredor australiano ha sido, hasta la fecha, el corredor de fondo australiano más exitoso y un mito del atletismo mundial. Además, ha gozado de gran fama personal e incluso se ha dedicado en la política, siendo alcalde de la ciudad de Gold Coast durante 8 años.
Es, sin duda, una celebridad en su país. De todas formas es uno de esos atletas que, a pesar de tener un palmarés inmejorable, no logró los laureles olímpicos, pues se le escapó el oro cuando era el mejor del mundo.
Su carrera se desarrolló durante los años 60 del pasado siglo, aunque desde muy joven ya prometía: con sólo 19 años tuvo el honor de prender la llama olímpica en los Juegos Olímpicos de Melbourne. Eso sí, acabó con quemaduras en las manos y ni siquiera pudo ver la ceremonia de inauguración.
En cuanto a sus logros, baste como ejemplo que en 1966 realizó un tour por Europa y en sólo 44 días compitió 18 veces y rompió 12 récords del mundo. Llegó a tener hasta 10 plusmarcas mundiales simultáneas. En términos de versatilidad y capacidad atlética es digno sucesor de Zatopek.
Aunque parecía invencible antes de los Juegos Olímpicos de México 1968 y era el favorito indiscutible, no contaba con un enemigo que no era de carne y hueso: Ron Clarke fue víctima de la altitud, algo que pasó especial factura a un atleta nacido a nivel del mar, en Melbourne. Tuvo el problema añadido de que en aquel entonces el Comité Olímpico Internacional no permitía a los atletas entrenar en países diferentes a los suyos, con lo que la aclimatación no fue fácil.
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